
El film de 2013 tiene por protagonistas a dos grandes del cine: Tom Hanks y Emma Thompson. Esta pareja interpreta a Walt Disney y P.L. Travers, quienes protagonizaron una historia que duraría 20 años en la vida real. Esta es la que se relata en las dos horas y seis minutos que dura el metraje en la que Disney intenta por todos los medios posibles contentar a Travers, la autora que creó a la más famosa niñera de la ficción: Mary Poppins, ya que si hay algo que no contenta a la escritora, esta se negará a dar los derechos y todo el trabajo de la factoría habrá sido en vano. Esta tensa relación entre ambos genios mostrará el complejo proceso de creación de una de los clásicos Disney y la cantidad de objeciones que puso la creadora. Gracias a esta película descubrimos que esta, en un principio estaba totalmente en contra de que fuese un musical, pero el excelente trabajo del equipo musical compuesto por Richard y Robert Sherman (Jason Schwarth y B.J Novak) consiguió convencerla. Sobre lo que no se le pudo convencer fue sobre la inclusión de animación, de hecho, cuando se enteró de la famosa secuencia de los pingüinos de dibujos animados se enfadó tanto que se negó a dar los derechos, abandonó los estudios Disney en California y se volvió a su casa en Londres.
Siguiendo con mi costumbre de no destripar la historia, para no quitaros la ilusión de ver la película, solo comentaré los detalles que más me hayan gustado o llamado la atención:
En primer lugar, la coexistencia de dos tramas paralelas, que como dijo alguien a quien le tengo mucho cariño, que se juntan al final en un punto, mantiene al espectador buscando conexiones hasta el final.

Emma Thompson, por su parte, crea una coraza al rededor de Pamela que la hace fría e impenetrable, desagradable y borde durante todo el tiempo, sin motivo aparente. El espectador vivirá las pequeñas victorias del equipo creativo de la película ante el muro de la escritora como propias.
Por último, hay una escena que me gusta demasiado como para no comentarla: En un intento desesperado por contagiar a Travers de la magia Disney, Walt la lleva, sin que ella lo sepa, a Disneyland a pasar el día. De este modo se produce una secuencia de las más bonitas que he visto: el mismísimo Walt Diney paseando por el mundo que él creó, entre gente atónita y encantada de verle.
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Disney y Travers (Hanks y Thompson) paseando por Disneyland |
Como habréis notado, no he hablado sobre la segunda historia de la que trata la película, así tenéis una trama sin despiezar.
Espero que si la veis os guste tanto como a mí (os dejo el trailer abajo) y que empecéis el año con toda la magia y el buen rollo del mundo, nos vemos pronto cinéfilos.
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